Es el hijo de mi gata, pero lo adoptó mi madre, porque yo no podía quedarme con él.
Parece de peluche y tiene unos ojos azules preciosos.
Es muy juguetón, pero también muy guerrero y está todo el día dando la lata a los otros dos gatos de casa, hasta que se cansan de aguantarlo, le asustan y se marcha corriendo.